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24 junio 2010

Conversación con Nadine Gordimer


Letras Libres publica Escenas de una vida. Conversación con Nadine Gordimer escrita por Alberto Lati. Dos frangmentos del texto para calentar la niña del ojo.

Infancia
Vengo de un entorno de clase media. Mi madre vino de Inglaterra, y mi padre, de Letonia, un humilde refugiado de la Rusia zarista que llegó sin hablar el idioma y que verdaderamente tuvo que batallar. Aunque no poseía muchos estudios, era un hombre inteligente, y poseía un don para los idiomas que lamentablemente no heredé. Pronto habló un inglés fluido, agarró algo del afrikáans, que también era necesario, y hasta se metió a una mezcla, el fanagaló. Vivíamos en el barrio donde mi padre vendía relojes y otras piezas de joyería. Yo vivía una vida dedicada enteramente a los estudios. Fui a un convento-escuela, de puras niñas, claro, y todas blancas. Si ahorrábamos algo de morralla para el sábado, íbamos al cine, y las películas eran sólo para blancos. Era una dedicada bailarina, no sin talento, y las clases de baile, claro, eran también sólo para blancas. Pero más importante es que mi madre me inscribió cuando yo tenía seis años, junto con mi hermana, en la biblioteca infantil, y eso me perdió en los libros. Pronto fui moviéndome fuera de la sección de libros infantiles a los que quisiera tomar. Cuando veo atrás, es increíble lo que llegué a leer en esa época. Pero si hubiera sido una niña negra no hubiera podido ser miembro de esa biblioteca, no hubiera podido tomar ninguno de esos libros. Pienso, entonces, que si hubiera sido negra jamás me hubiera convertido en escritora, porque la única educación para un escritor es leer, leer y leer.

Mundial de Futbol

Se sabe que la verdadera regla del gobierno para mantener a la gente tranquila es pan y circo, y aquí viene este gran circo. Desafortunadamente para mucha gente el pan todavía falta. Ahora, tampoco quiero ser aguafiestas: permitamos que la gente disfrute. También es cierto que hay mucha gente muy materialista que quiere venir acá a hacer grandes negocios muy rápido, ya sea importando cuatrocientas prostitutas o distribuyendo drogas. Es un aspecto muy desafortunado, quizá parte de ese circo. Espero que también traiga algo de pan, pan en el sentido de dinero y desarrollo. Pero no lo creo.
Yo nunca practiqué ningún deporte. Muchos de mis amigos son grandes entusiastas y respeto eso, a veces incluso los he envidiado. Mi esposo, por ejemplo, era un gran jinete, quiso enseñarme pero yo tenía mucho miedo a las bestias. Todos tenemos diferentes placeres y sitios para volcar nuestras energías. Nunca pensaría que haya algo malo con el futbol, cualquier actividad en la que ocupemos el cuerpo de esa forma es agradable de ver.
Yo no puedo entender la diferencia entre patear un balón o levantar la maldita cosa esa, el balón de rugby, y lanzarla, aunque supongo que no debo hablar de lo que no entiendo.